Texto recibido dentro del marco del Taller de Ciencia-Ficción Posmoderna. Versión 1.0, 2005 (Instituto Mexicano de la Juventud) 8

DOS FRAGMENTOS PARA EL INICIO DE UN CUENTO
Por Syl

¿Cómo es que llegamos a esto?
Cómo es que nadie hizo nada en el pasado.

Por qué nuestros abuelos, nuestros hermanos, nuestros maestros nunca hicieron nada cuando aún se podía, por qué se quedaron apáticos, por qué nos dejaron este país. El futuro llegó hace rato y nos toca al menos hacer el intento cada quien desde nuestra trinchera, el problema es que ahora es más difícil; las cosechas ya están compradas aún antes de sembrarse, el progreso nos arrolla y no es tan fácil como nación hacerse a un lado. Si te detienes te mueres, la tierra es la verdadera riqueza y que tarde que nos diéramos cuenta hasta ahora cuando casi todo el territorio está vendido.

Por qué tenemos que comer tres veces al día; pienso que Dios nos hizo tan vulnerables, cualquiera puede matar a su hermano, cualquiera puede esclavizar con ese pequeño detalle del hambre...

* * *

Ese día alguien tocó a mi puerta, mi viejo amigo de la Superior de Robótica. Era una sorpresa para mí verlo después de tanto tiempo. Él, sin más rodeos, sólo me dijo: —Necesito hablar contigo—, yo le dije: —Claro, qué pasa—, él respondió: —Sabes que trabajo en Marte en la estación nueva de robots—, —No, no sabía, qué tal te va.
Cortó repentinamente y dijo:
—Estoy desarrollando el proyecto que dejaste inconcluso.
—¿Quién te lo permitió?
—Eso no importa ahora, lo que pasa es que hubo un problema, necesito que vengas conmigo y me ayudes a controlarlo.
—No. Sabes bien que deje eso hace mucho tiempo. Decidí no matar para vivir.
—Sigues con tus sentimientos que no te llevan a ningún lado. Sigues siendo el mismo. No pienses que el progreso se va a detener por tus sentimentalismos. Si o eres tú, conseguirán a otro. No seas tonto, hay mucho de por medio. No es que no sea humano, pero piénsalo bien, la humanidad está podrida y si no puedo salvarlos, al menos que recuerden quién fue quien los destruyó. Ellos no quieren ser ayudados, sólo velos, están ciegos.
—Estás mal, sólo piensas en ti mismo, ¿qué grado te dio ahora la división de fuerzas armadas autómatas?, ¿general? Dime, acaso para eso estudiamos tanto tiempo, para ser unos asesinos.
—De cualquier forma si no lo hiciera yo, otro estaría en mi lugar. Sólo vine a darte una oportunidad antes de que todo pase. Ya me tengo que ir.
—¿A qué te refieres con eso?
—Ya te dije y no lo pienso volver a repetir.
Cerró la puerta de su automóvil y se fue...