Tuesday, July 09, 2013

Records That Blew My Mind. Part 1


Con el título de esta nota quiero referirme a un fenómeno muy particular, aunque frecuente en mi relación con la música. Hay ciertos álbumes que, tras haberlos escuchado por vez primera, me han dejado con la sensación de que algo ha cambiado dentro de mí. Es una sensación difícil de explicar, pero por aproximación puedo decir que el entendimiento, tanto de mis propias emociones como de las imágenes que construyo sobre el mundo, se modifica. En algunas ocasiones (regreso a mi metáfora predilecta) la experiencia se parece a un episodio de iluminación. En otras, ese disco, o una de sus canciones, se convierten en algo sin lo cual ya no podría vivir. Las palabras de una letra en particular se convierten en mis palabras. A veces aparecen patrones que me permiten hacer conexiones entre periodos o géneros diversos. A veces también me siento impelida a revisitar una obra literaria o un concepto filosófico. El caso, es que me queda la certeza de que no soy la misma persona. Por eso, cuando digo que algo entra en la categoría de mind blowing es bastante serio.

Quizá, con el tiempo, llegue a escribir sobre todos los álbumes que, hasta el momento, entran en esa lista. Por ahora, estar escuchando la colección de 1984 me da el pretexto para hablar de dos de ellos:

Hyaena de Siouxsie and the Banshees 


Este es el sexto disco de la banda, el único de estudio en el que participó Robert Smith. Debo haberlo comprado cuando tenía unos 14 años, junto con su siguiente álbum, Tinderbox. Ambos los escogí por que no contenían ninguna de las canciones incluidas en la compilación Once Upon A Time: The Singles, que en esa época era lo único que había escuchado de ellos. En estricto sentido, es esta antología a la que debiera reconocer como mind blowing, pero mi cabeza está conectada de tal manera que siempre exige obras completas. No obstante, la impresión que me causó me empujó a conseguir todo el material que me fuera posible. Así, llegué a un Mix Up con mis ahorros de estudiante en la cartera y comencé a revisar el escaso catálogo de Siouxsie and the Banshees que tenían. No había más que siete discos, incluyendo el Once Upon a Time y la otra compilación simpáticamente llamada Twice Upon a Time: The Jingles. Me puse a revisar los títulos de las canciones, las portadas y, tras una hora de frustración por no poder llevármelos todos, decidí comprar los que más me llamaron la atención sin tener idea de a qué me enfrentaría. 

Al llegar a casa puse el Hyaena (el diseño era más interesante que el del Tinderbox), me tiré en la cama con el booklet a la mano para seguir las letras mientras lo escuchaba y, hasta que terminó, me dí cuenta de que había ignorado por completo las dosis de cafeína y nicotina que había preparado para acompañarme en el viaje. Grave...

La primera vez que experimenté este tipo de trance fue gracias al primer álbum de Led Zeppelin (1969). Recuerdo que una vez que las notas de "You Shook Me" se desvanecieron en el aire me sentía como esas personas que han sufrido un daño emocional tan profundo que no sólo se les esconde de la memoria, sino del lenguaje, dejándoles como única alternativa para digerir el evento la ominosa repetición.

Me es imposible enumerar la cantidad de repeticiones que fueron necesarias para que estos discos "traumáticos" se convirtieran en compañeros amigables. Lo que sí sé (y supe desde un inicio) es que nunca podría dejar de escuchar y de amar a esas bandas.

El tono siniestro de los párrafos anteriores le viene bien al Hyaena (también a Led Zeppelin, en general, pues no encuentro manera de explicar tal energía sino es relacionándola con un atisbo a las más indomeñables fuerzas de la naturaleza). El primer corte, "Dazzle", es una hermosura pseudo-sinfónica, dulcísima en apariencia, pero llena de las contradicciones que diferencian la lírica de Sioux de la de Severin (mucho más tendiente a dar saltos plenos hacia lo tétrico), y que permiten que el brillo de las estrellas se entremezcle con imágenes de polvo de carbón ardiente entrando en los pulmones. A esta canción le sigue "We Hunger" con sus contundentes y profundas percusiones acompañando la violencia del deseo de poseer, de consumir a otro. El descenso no se detiene y la oscuridad se espesa conforme avanza la música. El único descanso (si, como yo, se encuentran con la versión americana) es un acuoso cover de "Dear Prudence", que parte el álbum justo a la mitad (lo cual me agrada mucho pues me ayuda a imaginar una pausa en la que doy vuelta al vinilo), para continuar con un lado B todavía más denso.



"Bring Me the Head of the Preacher Man" es la pieza que abre esta segunda parte. Como puede deducirse por el título, la letra narra la bastante sangrienta historia de la decapitación de Juan el Bautista. Severin logra vestirse con la piel de Salomé y transformar su reclamo, seguramente inspirado por Wilde, en un retrato de la misma obsesión que exuda "We Hunger", aunque va más allá, y se atreve a dislocar el tiempo para comparar esta ambición con la búsqueda de la mítica ciudad de El Dorado; con la locura (y aquí no puedo evitar pensar en Herzog) de atrapar lo inasible.


Mención especial merece "Running Town", más lúdica que sus vecinas, pero sin duda la canción en la que Sioux conjura la totalidad de sus poderes vocales. Ideal para reventar bocinas y perfecta también para reventarle a uno el corazón, sometiendo por siempre a la víctima del embrujo a una devoción absoluta. Y que decir de la pieza que cierra el álbum, "Blow the House Down", con su extrañamente lograda integración de sonidos medio orientales; métaforas en las que el trance derviche se convierte en el tremor de la tierra y el rugir de un viento que todo lo derrumban, que convierten a todo ser en un espantapájaros indefenso, listo para arder con la mínima intervención de un cerillo. El goce del caos, de la destrucción, de nuevo transformado en belleza.

Stop Making Sense de Talking Heads


El audio extraído de esta película/concierto, gloriosamente remasterizado y encerrado en un disco, fue la primera oportunidad que tuve de escuchar concienzudamente a los Talking Heads. Por supuesto, me había topado con algunos de sus éxitos en la radio, aunque no me había dejado atrapar por ellos. 

El acercamiento fue producto de una casualidad, me encontraba en un avión, condenada a un vuelo de alrededor de once horas. Regresaba a casa después de varios meses de haber vivido en Londres y estaba inconteniblemente eufórica. Durante las primeras horas intenté leer y no pude concentrarme; también quise ver una película y no pude seguir más de tres diálogos al hilo. Me rendí, traté de dormir. Imposible, ni siquiera la ginebra ayudó. Así que comencé a hojear el "menú" de entretenimiento trasatlántico que ofrecía la aerolínea. Descubrí que se habían armado media docena de "estaciones de radio" o algo parecido, pues cada una de ellas sólo transmitía dos álbumes en su totalidad.

La estación que escogí presentaba Avalon de Roxy Music (disco que nunca se me había antojado escuchar en el entendido de que la versión de Roxy Music que adoro es la setentera, enloquecida y barroca, preferentemente adornada con plumas y las travesuras de Brian Eno) y Stop Making Sense de Talking Heads. Para mi fortuna, decidí darme la oportunidad de explorar el lado más suave de Ferry y compañía, aprovechando, por qué no, la molestia de ponerme los audífonos para conocer también a los Talking Heads.

Avalon, fue una sorpresa radical. No me imaginaba que la aproximación de Roxy Music al pop tuviera esa delicadeza; que conservara el preciosismo de sus composiciones más atrevidas. La ya familiar sombra de la "nostalgia del futuro" se sentó otra vez a mi lado (por suerte viajaba en la cola del avión, sin otro pasajero que nos estorbara). No obstante (y aunque prácticamente al aterrizar corrí a comprar ambos discos), el título de mind blowing en el caso de Roxy Music le corresponde a For Your Pleasure (1973). Después del shock, y de otro vaso de ginebra, me dispuse a escuchar el mentado Stop Making Sense (la edición especial, por cierto). He de confesar que las primeras tres canciones me parecieron interesantes pero no atemperaron mi dispersión, hasta que llegué a "Found a Job" y las letras comenzaron a intrigarme. Seguí "Slippery People" con cuidado, me encantaron los coros y, de pronto, sin saber en que momento lo había hecho, me encontré de pie, recargada en el respaldo de mi asiento, simulando estar estirándome para poder bailar discretamente, poseída por el súper combo de "Burning Down the House", "Life During Wartime" y "Making Flippy Floppy".

Me senté para escuchar "Swamp", resistí la tentación de volver a levantarme durante "What a Day That Was" y casi caigo en el más adorable coma diabético a causa de "This Must Be the Place". Pero luego, otro combo mortal: "Once in a Lifetime", "Genius of Love", "Girlfriend Is Better", "Take Me to the River" y "Crosseyed and Painless". No pude más... Para diversión de las azafatas, (aunque no se veían demasiado contentas) volví a ocupar mi posición detrás del asiento, and danced my life away in the Ballrooms of Mars (cualquier pretexto es bueno para citar esta rola). Seguramente, la honorables señoritas asumieron que ya estaba ebria porque cuando les pedí que me trajeran otro gin & tonic, con el fin de tener un poco de privacidad para seguir haciendo mis desfiguros, me miraron con una helada condescendencia.

Claro está que eso no iba a detenerme. He logrado, con el paso del tiempo, convertir mi natural estupidez social en una herramienta que me permite ignorar los comportamientos aceptables cuando la ocasión lo requiere, y ese momento era crucial. Aún no puedo concebir que una persona sea capaz de escuchar el Stop Making Sense y no brincar como un resorte para inventar su propia pista de baile. Desde aquel día ese disco se ha convertido en mi método para distinguir entre los seres humanos y los alienígenas con intenciones invasoras.

Las letras, deliciosas, brillantes. La esquizofrenia de Byrne únicamente puede ser rivalizada por la de Eno (quien coescribe varios de los cortes del álbum), por la de Ferry y, en un buen día, (como diría la versión de Tony Wilson que interpreta Steve Coogan) por la de Shaun Ryder. Su inteligencia, por la de Morrissey. Muchos años han pasado desde aquella primera escucha, pero durante éstos varias de las canciones del catálogo de Talking Heads me han hecho sentir comprendida; algunas me parecen autobiográficas (lo mismo me pasa con The Smiths). "Once in a Lifetime" es, por ahora, una de las canciones que todo me lo revela:


You may find yourself living in a shotgun shack
You may find yourself in another part of the world
You may find yourself behind the wheel of a large automobile
You may find yourself in a beautiful house with a beautiful wife
You may ask yourself, well, how did I get here?
Letting the days go by, let the water hold me down
Letting the days go by, water flowing underground
Into the blue again after the money's gone
Once in a lifetime, water flowing underground

You may ask yourself, how do I work this?
You may ask yourself, where is that large automobile?
You may tell yourself, this is not my beautiful house
You may tell yourself, this is not my beautiful wife
Letting the days go by, let the water hold me down
Letting the days go by, water flowing underground
Into the blue again, after the money's gone
Once in a lifetime, water flowing underground
Same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was
Same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was

Water dissolving and water removing
There is water at the bottom of the ocean
Remove the water, carry the water
Remove the water from the bottom of the ocean
Letting the days go by, let the water hold me down
Letting the days go by, water flowing underground
Into the blue again, after the money's gone
Once in a lifetime, water flowing underground
Into the blue again, into silent water
Under the rocks and stones, there is water underground
Letting the days go by, into silent water
Once in a lifetime, water flowing underground

You may ask yourself, what is that beautiful house?
You may ask yourself, where does that highway lead to?
You may ask yourself, am I right, am I wrong?
You may say to yourself, my god, what have I done?
Letting the days go by, let the water hold me down
Letting the days go by, water flowing underground
Into the blue again, after the money's gone
Once in a lifetime, water flowing underground
Into the blue again, into silent water
Under the rocks and stones, there is water underground
Letting the days go by, into silent water
Once in a lifetime, water flowing underground
Same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was
Same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was

Time isn't holding us, time isn't after us
Time isn't holding us, time doesn't hold you back
Time isn't holding us, time isn't after us
Time isn't holding us...
Letting the days go by, letting the days go by, letting the days go by, once in a lifetime
Letting the days go by, letting the days go by, letting the days go by, once in a lifetime


Adenda:


La película... la película... David Byrne dentro de un traje gigantesco, las coreografías, el ingreso gradual de la banda, el montaje. A MUST WATCH! 

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