Wednesday, May 01, 2013

Oh, how I sighed when they asked if I knew his name


Tercera nota descabellada (mientras termino de redactar una más "seria"):

Como en muchas otras ocasiones, he llegado a casa a poner "Ballrooms of Mars" para consolarme del rodar de la vida. Durante la segunda escucha comencé a preguntarme si podría escribir algo para explicar por qué la canción me resulta tan especial. Tal vez, pero ya escribí muchas cursilerías y, honestamente, al señor Todd Haynes le salieron mucho mejor en la película Velvet Goldmine (1998) de lo que podrían salirme a mí en este espacio.

Sí, las sospechas son acertadas. Soy una glam rocker pobre que encontró, al igual que los miembros de Bauhaus, la solución a la falta de un diseñador personal y al temor de las posibles consecuencias que tendría abordar el metro envuelta en plumas, en el color negro. El glam (el de verdad) es mi periodo/género favorito del rock. Tanto que, si tuviera acceso a una máquina del tiempo, lo primero que haría es irme a plantar en la primera fila del concierto de despedida de Ziggy Stardust. No obstante, la rola que más amo no es de David Bowie (¡Oh, escándalo!), sino de T.Rex: La ya mentadísima "Ballrooms of Mars".

Quisiera definir a esta joya que aparece en el álbum The Slider, publicado en el mismo año que The Rise and the Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972), como ejemplo de una suerte de presentimiento del destino. O bien, de la clausura, del término de una época en la cual: "For once, there was an unknown land, full of strange flowers and subtle perfumes; a land of which it is joy of all joys to dream; a land where all things are perfect and poisonous" (VG, 1998). 

La letra narra en tiempo futuro el éxito de una criatura singular, hermosa, imposible de ignorar. Predice que sus manos estarán llenas de rosas, de automóviles, pero también de viento y personas del pasado. Esta criatura le pertenece al día, mientras que la "voz narrativa" se describe nocturna, conocedora de los nombres que pronuncian las pesadillas para atrapar a los hombres, y procura hacer una advertencia. La criatura la ignora, baila, hipnotiza, es admirada (incluso por Lennon), pero algo oscuro se gesta al tiempo que la vida se deja escapar bailando en los salones de Marte; al tiempo que el lamento de la guitarra de Bolan se diluye al final de la canción. 

Melancolía es la palabra que utilizo para comprender la contradicción de sentimientos que me producen estas imágenes. Nostalgia del futuro, por parafrasear malamente a Pessoa cuando escribe: "¡qué añoranza del futuro si dejo a los ojos vulgares recibir el saludo muerto del día iluminado que se acaba! ¡Qué gran entierro de la esperanza va por el silencio dorado aún de los cielos inertes, qué cortejo de vacíos y nadas se extiende en azul encarnado que va a ser pálido por las vastas planicies del espacio blanquecino!" (Libro del desasosiego, 290). La serpiente se muerde la cola, en el ascenso se encuentra ya implicado el descenso, en la gracia la desgracia, tal como anticipa el título que escoge Bowie.

Además, hoy quisiera pensar en "Ballrooms of Mars" junto con "Lady Stardust", y no a causa de la similitud entre sus protagonistas. Me interesan más las voces de los observadores, los relatos de sus experiencias frente a la estrella en ciernes. Comparo las letras, la tristísima dulzura de las melodías. Quisiera imaginar que estas canciones ocultan una relación epistolar; una historia de amor entre The Slider y Ziggy Stardust; un testimonio de reconocimiento y un intento de cuidado; un esfuerzo por salvaguardar a la belleza de su propio veneno.


Lady Stardust

People stared at the makeup on his face
Laughed at his long black hair, his animal grace
The boy in the bright blue jeans
Jumped up on the stage
And Lady Stardust sang his songs
Of darkness and disgrace

And he was alright, the band was altogether
Yes he was alright, the song went on forever
And he was awful nice
Really quite out of sight 
And he sang all night long

Femme fatales emerged from shadows
To watch this creature fair
Boys stood upon their chairs
To make their point of view
I smiled sadly for a love I could not obey
Lady Stardust sang his songs
Of darkness and dismay

And he was alright, the band was altogether
Yes he was alright, the song went on forever
And he was awful nice
Really quite paradise
And he sang all night long

Oh, how I sighed when they asked if I knew his name 

And he was alright, the band was altogether
Yes he was alright, the song went on forever
And he was awful nice
Really quite paradise
And he sang all night long.


(Si tan sólo la noche pudiera ser más larga...)

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