Sunday, July 17, 2005

Texto recibido dentro del marco del Taller de Ciencia-Ficción Posmoderna. Versión 1.0, 2005 (Instituto Mexicano de la Juventud) 1

MONOTONÍA
Por Julia Álvarez del Castillo E.

Estoy cansado de esta monotonía...
Tenía la vida "perfecta", como la llaman mis compatriotas.
Me gradué en California del Norte como arquitecto. Me mudé a Nueva York, mi trabajo era excelente, el ambiente era como estar en casa, además los seis mil dólares al mes no me caían nada mal. Conocí a la mujer perfecta, Marian (una mujer escandalosamente bella, inteligente, exitosa en su vida), ¿que más podría pedir?... ¡¡claro!!, hijos, y los tuve, dos, encantadores...
¡Qué horror, mi vida es perfecta!- me dije un Día de Gracias- ¿pero acaso no era lo que anhelabas?... Sí... pero, ¿sólo es esto?, no...
Ese día me quedé hasta tarde mirando la TV, cuando estaba a punto de apagarla, vi un comercial muy peculiar, parecía una película de ciencia-ficción de los sesentas. Era el Doctor Lexmark (eso decía en la parte superior de la pantalla)... ¿Está cansado de su vida, le parece monótona, quiere más dinero, cambiar de casa, de familia?... Pues acuda con nosotros, tenemos el equipo adecuado para hacerlo feliz, haga una llamada sin costo al 1 800 doc-lexmark e iremos por usted, ¡no se arrepentirá!... ¡Wow!, que puedo perder con esto (mucho, pero aún no había pensado en las consecuencias)... Por supuesto que le llamé al Doctor Lexmark, y en menos de quince minutos estaba en la calle un auto plateado, que parecía un cohete espacial, de él bajó una chica con un traje morado, muy brillante, una capa plateada que le llegaba a la cintura, unas botas extremadamente altas (plateadas por supuesto), y el cabello rubio, lo llevaba levantado como si fuera un panal de abejas.
El Doctor Lexmark espera- me dijo; yo la seguí hasta el auto, lo condujo hasta una mansión, de esas que encuentras en los cuentos de terror.
El Doctor Lexmark estaba en la estancia, se veía un poco cansado, aparentaba unos cincuenta.
-Qué alegría que haya venido- me dijo.
-Gracias- lo dije con un poco de inseguridad, que él notó de inmediato.
-No se preocupe, lo estamos esperando desde el día que nació.
-Perdón, pero a quiénes se refiere, ¿y?... ¿desde mi nacimento?
-Sí, desde su nacimiento. Mire, es una historia muy larga y un poco confusa, pero intentaré explicársela. Yo tengo doscientos años y he dedicado mi vida entera a la ciencia; este invento, el cual usted probará, llevo investigándolo unos cuarenta años, y decidimos seleccionar individuos para que lo probaran, pero estos individuos sólo tenían dos años. Les hicimos pruebas y los capacitamos para que tuvieran una vida perfecta, sabíamos que se cansarían de la monotonía, y acudirían a nosotros, por medio de ese comercial que hicimos hace años, y usted lo lleva mirando desde pequeño, pero no le ha prestado mucha atención, hasta hoy.
NOSOTROS somos mi padre y yo, pero él murió hace cien años, la mayoría de mis inventos son ideas de él. Mi padre se encuentra en un cuarto de congelamiento, pero aún no encuentro el método para revitalizar sus órganos, podría cambiárselos, pero si le cambio el cerebro ya no sería mi padre; pero ese es otro asunto. Ahora pasemos al suyo. ¿Qué tipo de vida es la que anhela?
-No sé- me sentía un poco confuso, y no lo podía comprender del todo.
-Mmm... no se preocupe, cuando mire las oportunidades que tendrá se animará por alguna.

Me llevó a un cuarto enorme y en la parte central se encontraba una puerta metálica en forma de círculo, a un costado estaba una laptop y una pantalla gigante, como de tres metros.
El doctor tomó uno de mis cabellos y lo escaneó, salieron unas cosas raras en la pantalla gigante.
-Listo- me dijo el doctor. -Ahora verás en esta pantalla los mundos paralelos en donde existes. Aproximadamente vives en unos cuatromiltrescientosveintinueve, y en un millónquinientosmilseiscientoscuarentayocho, has vivido pero ya estás muerto, y en sietebillonesventiuno, estás por nacer. Pero por lo mientras veremos en los que existes, podemos regresar al pasado o al futuro de los mundos en que estás muerto o por nacer, pero es un proceso más difícil y peligroso, mejor nos centramos en los que suceden al mismo tiempo que este espacio, donde abarca eras pasada y futuras, que ocurren ahora.
Escribió algo en su teclado y comenzaron a aparecer imágenes en la pantalla, sólo pude ver cuatro, porque la cuarta me convenció.
La primera- Estaba en un país latinoamericano, creo que era Colombia, estaba en un sembradío de plantas muy chistosas, todos los que estaban ahí trabajaban sin parar, yo me veía un poco triste y al parecer, preocupado. Sonó una música y todos tomaron sus cosas, se retiraron y entraron otros trabajadores. Yo llegaba a una choza pequeña, al parecer tenía una esposa, una muchacha morenita de semblante triste. Todo me pareció muy lúgubre, ¿acaso iba a cambiar mi vida perfecta por la tristeza?, pues ¡no!
La siguiente- le dije al doctor.
La segunda- Ésta era como una ciudad de caricatura, todos nos parecíamos a los Jetsons, y vivíamos en los aires, supongo que por la contaminación, me vi salir de la que parecía ser mi casa, mi auto llegaba hasta el fondo, tocaba tierra, era sucia y la gente que vivía ahí parecían topos, no se a dónde me dirigía, ni en qué trabajaba, ni si era feliz o triste, todo me pareció horrendo. No resistí, mejor pedí al doctor que miráramos la siguiente.
La tercera- Parecía la era de las cavernas, vivía en una, con otros individuos, estábamos sucios, con ropas desgarradas (algodón, y no pieles), se oían ruidos extraños y alguien (al parecer el jefe del clan) me mandó a revisar el exterior, el paisaje era vírgen, la naturaleza estaba intacta, pero en los cielos había naves, al parecer extraterrestres, y cuando las miré corrí a la cueva para advertirles. Esto era realmente extraño, peligroso y rudimentario, así que decidí que esa no era la indicada.
La cuarta- En ella yo era el Doctor Lexmark. Le dije que quería ese mundo paralelo, que con él podría cambiar las cosas que quisiera sin ayuda alguna. El verdadero doctor, o al menos el de ese mundo paralelo, sonrió y me pidió que entrara por la puerta circular.
Al entrar por ella un destello luminoso me envolvió, y me veía vestido como el doctor, pero no había inventos, sólo una pantalla gigante, como la que había visto anteriormente, y en ella estaba el rostro del ex-doctor Lexmark, que seguía sonriendo, aplaudió y me dijo:
-Pobre Doctor Lexmark, cambió su vida perfecta por un montón de basura, que creyó que era lo mejor. Ahora iré con Marian y los niños, deben estar preocupados, porque me he salido de casa el Día de Gracias. Por cierto, gracias Doctor Lexmark por haberme regalado su vida, espero que encuentre las respuestas indicadas en ese lugar.
La pantalla se apagó.

Llevo aquí treinta y tres años investigando como volver a mi antigua vida o al menos cambiársela a alguien tan ingenuo como yo.

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